domingo, 28 de noviembre de 2010

José Mijares: "El color sin fronteras"


Mijares es uno de los grandes de la pintura latinoamericana y un auténtico creador, dotado con un peculiar estilo con el que es capaz de reunir en un determinado orden líneas y colores. Creando un todo capaz de una existencia estética que trasciende el tema. En su pintura se aprecian elementos surrealistas en lo referente a la irracionalidad que nos muestra a través de seres, algunas veces inertes y descarnados, que en ocasiones de mezclan o convierten en caprichosas formas geométricas que evocan temas espaciales y donde la imaginación se recrea con lo inverosimil en su eterna busqueda de nuevas formas.

Roberto J. Cayuso

El color sin fronteras, es un documental que nos adentra en la órbita de Mijares. A través de él conocemos como transcurrió una parte de su existencia e inquietudes. Casi sentimos que somos llevados de su propia mano, mientras nos va narrando pasajes de su vida y de la época que le tocó vivir.
Este documental fue dirigido por Willy Vázquez, mientras que la narración y la investigación histórica estuvo a cargo de Roberto Cayuso.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Realismo Socialista

05-Hitler y Lenin (pinturas)

04-Carteles propagandísticos de Alemania y Rusia durante la Segunda Guerra Mundial en los que aparecen Hitler y Stalin

03-La defensa de Sebastopol por Alexander Deineka

02-Lenin y sus seguidoress, 1927


01-Los picapedreros (1848) de Gustavo Courbet.--Mujeres planchando por Degas.--Las recogedoras por Millet

Los orígenes del “Realismo Socialista” se encuentran en el “Realismo”, un movimiento artístico que tuvo su desarrollo a finales de la primera mitad del siglo XIX y que muy bien definió el crítico de arte Castagnary como “un arte que es la expresión de la vida bajo todos sus modos y en todos sus grados” y en el que se prescinde de todo intento de modificación tendiente al embellecimiento del tema y, por el contrario, son tratados asuntos de la vida diaria en los que destacan trabajadores, obreros y campesinos. (ver ilustración 01)

El “Realismo Socialista, aunque lo vemos durante la Rusia stalinista e incluso antes, desde el triunfo de la “Revolución de Octubre” (1917) -ver ilustración 02-, no fue hasta principios de los años ‘30 que se impuso como un estilo muchas veces monumental y de un carácter decididamente épico, a la vez que heroico que lo diferenció del “Realismo”. (ver ilustración 03)

Cabe destacar que igual que casi todo movimiento plástico que tiene sus ideólogos que escriben manifiestos y establecen lineamientos a seguir dentro del movimiento. También cada movimiento social ha deseado ser representado por una corriente plástica que a la par que lo legitime lo de a conocer. A lo cual no fue ajeno este movimiento que tuvo en la figura del dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956), uno de sus mayores propugnadores.


Muchas veces se ha dicho que el “Realismo Socialista” es “una corriente estética cuyo propósito es llevar los ideales del comunismo al terreno del arte”. Lo cual es cierto, pero sólo en parte, pues se olvida que además de representar los ideales comunistas sirvió para fines similares a la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial (ver ilustración 04 y 05).


Hay algunos especialistas que plantean que “no puede hablarse de un estilo o lenguaje artístico nazi, pues éste no es un movimiento autónomo o una actitud poseedora de base estética.” La realidad es que tan discutible es la base estética del llamado "arte nazi", como lo es la del “Realismo Socialista”, en cuanto a que cada uno subordinó la estética a la política y ambos por igual se valieron de un arte ecléctico conformado por ingredientes tan diversos como lo son el arte griego, el renacimiento y el barroco; usados con formas y en actitudes destinadas a la exaltación de ciertos ”valores patrios” con fines propagandísticos.

Roberto Cayuso



domingo, 14 de noviembre de 2010

La angustia

"El grito" de Edvard Munch

El concepto de angustia aparece muy relacionado con el problema de la moral, de modo que llega a constituir uno de sus principales componentes, y a este respecto dice el propio Sartre: “El existencialismo suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al semtimiento de su profunda y total responsabilidad.”

Como se ve, Sartre concibe la angustia como el sentimiento que produce en el hombre la conciencia de que cada una de sus decisiones lo afecta no sólo a él, sino también a los otros. O sea que la angustia es para Sartre un estado de ánimo que revela la preocupación por el mundo en cuanto se refiere a la posibilidad de actuar en él, como igualmente por lo que toca a sus resultados. Porque, además -y en esto se aparta Sartre bruscamente de Heidegger cuando escribió: “nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos”. Lo cual equivale a afirmar que existe una predeterminación del mundo en el hombre y reciprocamente, sin la cual ni hay ni puede haber ni existencia ni mundo.

En Heidegger, por el contrario, en su filosofía, la angustia no la produce el mundo concreto de las cosas y los sucesos. Es el mundo como tal, la pura mundanidad la causa de la angustia. Por el contrario de lo que afirma Sartre, para Heidegger la angustia reduce, pulveriza y aventa esas circunstancias del mundo como tal que son el mundo del trabajo y el mundo circundante, el de cada cual en el mundo en su estado puro. De modo que la angustia que experimenta el "Dasein" la debe a sí mismo, y tiende, no como en Sartre a procurar una realización de la existencia que nos afecta individual y colectivamente, sino a escapar de ese mundo de la inautenticidad para retornar, en la medida de lo posible, por lo menos al sentimiento de la situación original, que devuelve al hombre su dignidad existencial.

Humberto Piñera Llera 1911-1986
Profesor cubano de filosofía y de literatura, nacido en Cárdenas y fallecido en Houston, Texas. Se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en 1942, siendo luego profesor y, desde 1955, catedrático en la misma. Colaboró con Roberto Agramonte en la organización y edición de la Biblioteca de Autores Cubanos, colección que publicó a los grandes pensadores cubanos del siglo XIX. Fue uno de los fundadores en 1945 del Grupo filosófico-científico de La Habana.