lunes, 14 de marzo de 2011

El desnudo

01-La Venus de Willendorf (Paleolítico Superior) 02-El Fauno Barberini (Helénico Griego)

03-Patroclo, por Jacques-Louis David (1780). 04-La Maja Desnuda por Goya

05-"Desnudo sentado" por Pablo Picasso 06-"Desnudo en verde" por Pablo Hernández

Dentro de los grandes temas de la pintura universal, a través de los tiempos, el desnudo ha jugado un importante papel. Lo vemos como tema central en el más recatado desnudo de la pintura religiosa o en el más atrevido tema erótico de nuestros días. A la manera clásica o a veces estilizados hasta la deformación, se nos presentan los desnudos plenos de líneas curvas a las que se refirió Raymond Bayer: “como las que mejor aceptan nuestros ojos por ser la que más facilmente se adapta a nuestra visión”. De cualquier manera y más allá de que se trate de desnudos femeninos o masculinos éstos han ejercido en nosotros una atracción a menudo tan difícil de entender como de explicar y eso es lo que hoy vamos a explorar, pero antes de entrar en materia siento la necesidad de recordar que en algunas culturas el simbolismo del desnudo se desarrolla en dos direcciones: “La de la pureza fisica, moral, intelectual y espiritual, en ocasiones de carácter mágico o religioso, y por otro lado la de la vanidad lasciva, provocante, que desarma al espíritu en beneficio de la materia y de los sentidos” y de la que no nos ocuparemos en este estudio por rebasar los marcos de este análisis estético.

Para comenzar este breve recuento del desnudo se hace obligatorio comenzar con aquellas pequeñas estatuillas que representan desnudos femeninos de formas plenas y estilizadas hasta la deformidad (lámina 01), ejecutados hace miles de años, por verdaderos artistas del paleolítico superior, con fines rituales de fertilidad para algunos especialistas, mientras que para otros -los menos- eran hechos como el máximo exponente del ideal de belleza prehistórico. En cualquier caso lo incuestionable es que en tan temprana época de la humanidad la idea de plasmar el desnudo ya era un hecho.

Dando un gran salto en la historia entramos en el arte Helénico Griego y vemos en el mismo al Fauno Barberini (lámina 02), muchos siglos después, y nos percatamos que el interés por la representación del desnudo no ha decaído, aunque sí han variado las formas y maneras de abordar el tema. En este caso el denudo del fauno es el pretexto usado por el artista para mostrarnos a través del más fino cincelado de mármol de Pérgamo, la figura desnuda del sátiro Barberini mientras descansa en displicente actitud.

Con posterioridad y andando a grandes zancadas por la historia del arte que en esencia viene a ser como la parte gráfica de la historia de los pueblos y sus culturas, nos topamos con dos desnudos diferentes (lámina 03 y 04), pero ambos de impecable factura realista que nos muestran que el desnudo en las artes no sólo no se detuvo, sino que ha ido evolucionando paralelo a las nuevas formas de hacer y ver el arte y que siempre ha ejercido sobre creadores y espectadores una extraña fascinación que no ha dejado de perder actualidad por estilizada, deformada o fragmentada que nos parezca (ver lámina 05 y 06), pues el arte en lo general y el desnudo en particular van a seguir teniendo las formas más disímiles de manifestarse y todas serán válidas en esa eterna búsqueda de la belleza.

Roberto J. Cayuso