El Expresionismo abstracto, es un arte gestado y nacido en Nueva York, al que contribuyeron decisivamente un numeroso grupo de de artistas europeos que salieron huyendo de sus respectivos paises por los desmanes ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial (1938-1945). Buscaron refugio en Estados Unidos y se establecieron, la mayoría de ellos, en Nueva York. Trajeron consigo nuevos aires de renovación que van a contribuir en cambiar para siempre la fisonomía del arte norteamericano.
Como responsables directos de esos cambios podemos citar a un numeroso grupo de artistas entre los que se encuentran: Marcel Duhamp, Francis Picabia, Hans Hofmann, Kurt Seligmann, Piet Mondrian, Andre Breton, Joan Miró, etc., pero fue el pintor turco-armenio Arshile Gorki (1904-1948), uno de los artistas que más contribuyó en la aparición del Expresionismo abstracto estadounidense. Considerado el primer movimiento genuinamente americano dentro del arte abstracto y de amplia repercusión mundial años más tarde.
Según el crítico de arte Harold Rosemberg, fue en la primera mitad de los años 40’ que el Expresionismo abstracto se dio a conocer en Estados Unidos. El propio Rosemberg, refiriéndose al nuevo arte, nos dice: “La tela para el pintor se va a volver una arena para actuar, lo que debería ir sobre la tela no es una imagen, sino un acontecimiento. El pintor ya no se aproxima al caballete con una imagen en su cabeza, se acerca a él con el material en la mano para hacer algo a ese otro material frente a él. La imagen sera el resultado de ese encuentro”.
El expresionismo abstracto va a actuar de diferentes maneras en cada uno de los espectadores, pues no ofrece un punto de vista “real” al cual asirnos para la interpretación de sus obras. Ahora cada uno de nosotros va a ver y sentir de formas diferentes el mensaje plástico de cada pintura, pues ya dejó de existir el asidero mental que nos proporcionaban las formas reconocibles de nuestro entorno cotidiano.
Con el advenimiento del Expresionismo abstracto la pintura pasó a ser emoción, violencia, gesto y accidente. El dinamismo de esta nueva manera de hacer es la más pura expresión de la forma, ajena a toda pretensión narrativa. La belleza del expresionismo abstracto radica en sí mismo, en la energía que desprende y en la intensidad y trazado de la estructura cromática o lineal de cada cuadro.
Roberto J. Cayuso
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