miércoles, 19 de mayo de 2010

Joaquín Torres García

Joaquín Torres García (1874-1949)

Joaquín Torres García (1874-1949)

Joaquín Torres García (1874-1949) Adolph Gottieb (1903-1974)




Cuando hablamos de Joaquín Torres García, lo estamos haciendo de una de las figuras emblemáticas del arte moderno. Grande entre los grandes, fue el creador de una nueva manera de hacer que tuvo su punto de arranque en el cubismo y que él llamó “constructiva”.


Se habla de la influencia que en algún momento pudieron ejercer algunos artistas del movimiento modernista catalán en los trabajos de Torres García; pero poco se dice de la influencia y algo más que él ejerció en tantos creadores de talla como es el caso, por tan sólo citar uno, de Adolph Gottlieb (1903-1974), expresionista abstracto norteamericano.


En cierta ocasión que conversaba con el pintor cubano José Mijares, me dijo: “Yo, al igual que algunos pintores de mi generación, y otros anteriores a la mía, estamos en deuda permanente con Torres García, pues si en una parte considerable de nuestras obras están presentes elementos que aportó el cubismo, igualmente presentes están las soluciones casi sígnicas del entramado plástico creado por Torres García”.


Con todo lo de ser un gran pintor, la trascendencia de este monstruo de la creación que fue Torres García, lo constituyó el hecho de ser el creador de un nuevo lenguaje plástico tan válido para él como para otros y que no obligaba a un cambio estilístico; sino que brindaba una posibilidad de enriquecer la expresion de cada artista individualmente, pues al desarrollar una herramienta “constructiva” , dio nuevas alas a la imaginación creativa.


Lo fundamental en el aspecto constructivo de Torres García es la creación de una determinada cantidad de espacios plásticos divididos en pequeños recuadros rellenos preferentemente en colores ocres y primarios, donde van a resaltar elementos tales como lunas, barcos, peces, etc., reducidos a sus formas más elementales, donde no es raro ver una cierta numerología, en ocasiones acompañada por letras sueltas y otras por palabras que en su conjunto van a dar a sus obras un cierto carácter críptico.


Todavía está por hacer ese trabajo objetivo y minucioso que sea capaz de colocar a Torres García en el lugar que pertenece y se ganó mil veces, como decía Mijares: “a punta de pincel”.


Roberto Cayuso





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