lunes, 30 de noviembre de 2009

El expresionismo belga y nórdico



Las obras de James Ensor y Edvard Munch, son el ejemplo más notable del llamado expresionismo belga y nórdico. Ambos nos muestran desde una simbología propia lo endeble de la materialidad, los sentimientos, los estados del alma, los miedos subjetivos, las fantasías y los sueños, en los que la utilización expresiva del color y la gestualidad del trazo son parte fundamental en la obra de ambos.

Ensor, mediante el uso de los colores incandescentes, pinta desfiles fantasmales de enmascarados y de personajes misteriosos; recreando la oposición hostil del individuo. La máscara, motivo fundamental de toda la obra de Ensor, se convierte en la expresión de lo amenazador y desconocido.

El expresionismo en la obra del noruego Munch, se evidencia en sus representaciones del miedo, la desesperación y la morbosidad. Todos temas que representó para liberarse a si mismo de sus demonios. Munch, a través de su obra, logra transmitir al espectador esos sentimientos básicos humanos como lo son el horror y la muerte.

El expresionismo, por su importancia, fue mucho más que una expresión artística, pues se convirtió en una actitud recurrente en ciertas etapas de la historia del arte y su aporte fue decisivo en la consagración del cine, como expresión artística, en películas como “El estudiante de Praga”, “El Golem” y la que llegaría a ser la máxima expresión de la escuela expresionista alemana: “El gabinete del Dr. Caligari”



sábado, 28 de noviembre de 2009

JOSÉ MIJARES: PAINTINGS / PINTURAS



Libro de arte del Premio Nacional de Pintura de Cuba, (1950) José María Mijares (1921-2004) Con un estudio de Roberto J. Cayuso, datos biográficos y una relación de exposiciones. Reproducción de más de 90 pinturas a todo color del artista. Edición en inglés y español.

A book containing 90 full color reproductions by Cuban painter Jose Mijares, winner of the Cuban National Painting Award when he was just 29 years old, who has a style so his own that he is aways recognizable. Contains biographical data, information on art expositions, as well as study by Roberto J. Cayuso. Bilingual.

ISBN 0-9650650-4-9 / 1997 / 112 p. / Palette Publications.

jueves, 26 de noviembre de 2009

La Vanguardia (1905-1950)


La Vanguardia, es un documental que recoge en más de 90 minutos los movimientos artísticos más notables que sacudieron el arte desde comienzos del siglo XX hasta los años 50'. Notables críticos e historiadores de arte van llevándonos paso a paso a través de los diferentes movimientos plásticos que cambiaron para siempre la fisonomía del arte.
Este documental estará a la venta próximamente en una edición en inglés y otra en español

Roberto J. Cayuso

sábado, 21 de noviembre de 2009

El surrealismo




Aunque ya en 1917 apareció el nombre “surrealiste” por primera vez en ocasión del estreno en París de la obra teatral de Apollinaire, “Les Mamelles de Tiresies” y con la aclaración de “drame surrealiste.” A este nuevo estilo se le situó en 1924 como la fecha de su nacimiento oficial, pues fue en ese año la fundación del grupo surrealista y su primer manifiesto, ambos debidos al escritor y poeta francés André Breton (1896-1966). Este movimiento artístico es considerado uno de los más importantes del siglo XX y se extendió no solamente al ámbito de la pintura y la escultura; sino que también abarcó la poesía, la prosa, el cine, el teatro y cualquier otra manifestación artística.

Podemos señalar en el surrealismo pictórico dos vertientes, una verista, es decir, de concepción formal, basada en los presupuestos académicos como resulta en los casos de Salvador Dalí, René Magritte, etc. Y otra, digamos más “ortodoxa,” de acuerdo a los cánones del movimiento, que nos muestra una pintura semiabstracta, a la manera de Max Ernst o Joan Miró.

Debemos señalar que, aunque fue el año 1924 el nacimiento oficial de este estilo conocido como surrealismo o suprarrealismo, ya desde el siglo XV se hacía en la pintura algo que iba a cumplimentar, siglos después, todos los requisitos definitorios de lo que se conocería como surrealismo. Este fenómeno se debió al genial pintor holandés Jerónimo Bosch, quien nos legara innumerables ejemplos de este arte, entre los que se cuentan “El tríptico de las delicias,” “El tríptico del heno” y otros. Igualmente tenemos en el pintor español Goya, ejemplos “surrealistas” en el siglo XIX y más adelante, en el propio siglo XX, asistimos al advenimiento de la pintura metafísica primero y el dadaismo después, ambos de decisiva influencia en el nacimiento del surrealismo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Arcadio Cancio: La otra realidad


Para adquirir este DVD o para mayor información del mismo
contactar al Sr.
arcadiocancio@bellsouth.net

El punto de partida en toda obra de Cancio, está en la vida misma. Son sus relaciones personales y son sus vivencias traducidas a pinturas y por ello no siente la necesidad de seguir a la naturaleza o lo que equivale a decir a copiar el entorno en que vive y se mueve este artista creador de un mundo paralelo y ajeno a la realidad circundante. Sus cuadros los crea él y cada uno constituye un universo propio donde las cosas son como las quiere y no como aparentan en la realidad. Es la otra realidad. La realidad de un imaginero, creador de sueños plasmados en colores.

Cuando nos adentramos en el mundo de formas y colores de lo que constituye el universo plástico de Arcadio Cancio, son varias las cosas que nos llaman la atención. La primera es su capacidad de crear obras que, con total independencia del tema, siempre nos van a remitir a él. No importa si se trata de una catedral, unos músicos o simplemente un grupo de damas reunidas en torno a una mesa o junto a un vitral. El tema, una vez más, es un pretexto con el que, desde su muy particular visión, nos entrega un mundo de formas y colores tan íntimo como apasionado donde la belleza femenina es el protagonista principal.
El arte de Cancio se concreta en una especie de síntesis estilística conformada por el realismo y la idealización de personajes o temas construidos mediante el empleo de elementos cubistas y del arte gótico, en que el color nos llega tanto por planos superpuestos como por degradación de los mismos, creando así, mediante masas coloreadas, una versión inédita del espacio. Maestro de la luz y el color no rehúye la aventura colorística sino, por el contrario, la busca y eso lo vemos en muchas de sus obras, verdaderas sinfonías de color.

Gusta de contornear sus figuras mediante una línea fluida y simple, evitando durezas y alternando ingeniosamente rectas y curvas. Tiende, ante todo, a sellar el movimiento instantáneo de las figuras mediante pocos trazos; concentrando las masas de luz y resaltando los sombreados, logrando una presencia grandiosa en cada uno de los elementos con los que compone sus cuadros, los que muchas veces son elementos arquitectónicos como el arco de medio punto bizantino, el vitral gótico o la curva y el espiral barroco, re-creando de este modo un mundo mágico donde más que convivir se mezclan organizadamente antiguas y modernas maneras de hacer. De hacer un arte que, como el suyo, nos brinda toda la belleza y originalidad que este artista es capaz de darnos en cada una de sus producciones.
En la concepción artística de Cancio existe una preocupación estética que trasciende el tema o asunto en sus pinturas y es que mira sus cuadros desde una perspectiva histórica; es decir, siente la necesidad de imprimir a su pintura a la vez que de una fisonomía propia, otra de grupo y así sitúa su arte dentro de esa corriente estética que tuvo sus albores en el primer cuarto del siglo XX con figuras como Víctor Manuel, Amelia Peláez, Carlos Enríquez y otros muchos, responsables directos de eso que hoy conocemos como la Escuela de La Habana.

Roberto J. Cayuso



martes, 17 de noviembre de 2009

La vanguardia cubana




Vanguardismo (1927-1959)

En la plástica, como en otras esferas del quehacer, Cuba se mantuvo a la saga de los movimientos renovadores. A Cuba casi todo llegó, pero llegó tarde, cuando había pasado su apoteosis.

La Revista de Avance (1927-1930), con su carácter renovador, cumple con actualizar la cultura literaria, plástica y musical de los cubanos. Su aparición en la década de 1920-1930, que Juan Marinello llamara con sobrada autoridad la “década crítica”, marca un hito en la ruptura con el academicismo en la pintura dando a conocer los primeros renovadores de la plástica cubana, reflejos de una cubanía nutrida de toda la contemporaneidad y renovación que demandaba la época. Con la Exposición de Arte Nuevo que presenta la Revista de Avance en 1927 se destaca el movimiento vanguardista en la plástica cubana que aparece, más que como escuela independiente, como una amalgama de expresión y sentimientos que reflejan la rica mezcla que compone nuestro carácter (Casanovas 1965: 87-90).

En las páginas de la Revista de Avance aparecen los nuevos y viejos valores de la plástica cubana: Eduardo Abela, Rafael Blanco, Carlos Enríquez, Victor Manuel García, Antonio Gattorno, Hernández Cárdenas, Ramón Loy, Hurtado de Mendoza, Domingo Ravenet, Massaguer, Jaime Valls, Romero Arciaga, Angelo, Enrique Riverón, Castanno, Segura, Sabas, Marcelo Pogolotti (Casanovas 1965: 19; Marinello 1989: 136-149).

El nacimineto de la nueva plástica cubana con las figuras simeras de Victor Manuel, Fidelio Ponce (Alfredo Fuentes Pons), Wifredo Lam, Amelia Peláez, Carlos Enríquez, Marcelo Pogolotti, Jorge Arche, Domindo Ravenet, Antonio Gattorno y Eduardo Abela es seguido, entre otros que protagonizan un nuevo auge en el movimiento renovador en la plástica cubana (la generación del 40 o también llamada de “Orígenes” por la revista de Lezama Lima y Rodríguez Feo; Mosquera 1993: 195; Comisión Nacional Cubana de Cooperación Intelectual 1941), por Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Mirta Cerra, Roberto Diago, José Mijares, Mario Carreño, Raúl Martínez, Angel Acosta León, Luis Martínez Pedro, Antonia Eiriz, Humberto Peña, Servando Cabrera Moreno, Orlando Llanez, Cundo Bermúdez, María Capdevilla, Enrique Caravia, Estebán Domenech, Armando Maribona, Domingo Ramos, Antonio Rodríguez Morey, Daniel Serra Badue, Gerardo Tejedor, Esteban Valderrama, Roberto Vázquez, Federico Villalba, otros abstraccionistas (“Los once” a partir de su exposición de 1953; de Juan 1980: 55-59) y pintores concretos y Arístides Fernández, exponentes de una etapa, como dijera Marinello (1989: 449) “...más hecha, más de dominio y afirmación”.

Esta etapa está caracterizada por la definitiva ruptura con la imagen europizada (las más de las veces afrancesada) de la pintura cubana. En las obras de los grandes maestros de esta época el tema religioso apenas se aborda. La nueva plástica no quería recordar en su contenido el pasado regido por los cánones europeos; aspiraba a una obra auténticamente cubana que logran en muchas de sus aristas, incluyendo esta del tratamiento del tema religioso pues van a reflejar la peculiar religiosidad del cubano, alejada de dogmatismos y práctica militante y repleta de una cierta superstición mestiza y popular. El primitivismo modernista (lidereado, entre otros, por figuras como Pablo Picasso y André Breton) alimenta el interés de los vanguardistas por los temas cubanos, recreando con una mezcla de expresionismo y surrealismo, entre otros, los temas relacionados con las religiones afro-cubanas (Martínez 1994: 74-94; Mosquera 1993: 14, 114). Dentro de este contexto, la obras de Enríquez y Lam están cargadas de una gran sensualidad y misticismo criollo. Particularmente la obra de Lam, el más universal de los pintores cubanos, aunque movida por el mismo interés, es más simbólica y con una visión más desde adentro (quizás por su propio origen en parte africano) de los ritos religiosos afro-cubanos.

La obra de Fidelio Ponce puede parecer una excepción dentro del Vanguardismo en lo que al tratamiento del tema religioso se refiere. El aspecto más interesante de la iconografía de Ponce lo constituye el uso recurrente de temas religiosos (Martínez 1994: 109-116). ¿Por qué esta recurrencia en un pintor que trató tan de cerca lo cubano con un estilo tan singular que acuñó un sello dentro del movimiento vanguardista en la isla? Tres elementos principales ayudan a la comprensión de este particular: (a) Ponce era esencialmente autodidacta y no sale de Cuba ni visita museos. No es, por tanto, un aprendiz directo del modernismo europeo (como Victor Manuel, Enríquez, Lam, Amelia, Gattorno, Abela y otros miembros de la vanguardia). Ponce es un vanguardista “nato” por su abordaje del cubano más humilde y sufrido y por su estilo tan propio y apartado de los cánones academicistas, (b) Ponce proviene de una familia y educación católicas, manifestando temor por la religión (quizás por haberse apartado de la Iglesia y haber llevado una vida alejada de los preceptos católicos) y (c) la gran influencia que el mismo Ponce reconoce tuvieron en su pintura artistas como El Greco y Rembrandt, que reflejaron en su obra temas religiosos. No obstante, el tratamiento del tema religioso en la obra de Ponce no es ortodoxo y llega a ser irreverente como en el caso del “San Ignacio de Loyola” (Martínez 1994: 115), asomando como precursor de este lenguaje en la plástica contemporánea en Cuba. Las figuras religiosas de Ponce aparecen desoladas y angustiadas, a diferencia de la pintura religiosa académica en donde estas son grandielocuentes y transmiten esperanza y fe. En su afán por resultar original rechaza de dicho y de hecho todo parecido en su obra a la obra de otros, especialmente a la de Modigliani, con quien lo aparejaron en diversas críticas (de la Torriente 1954). El tema religioso en Ponce no es entonces portador del mensaje tradicional y común en la pintura academicista, este refleja una visión singular del tema religioso, acercando sus personajes al plano terrenal de la religiosidad popular cubana.

Roberto J. Cayuso

LOS PINTORES CUBANOS: DOS SIGLOS DE PINTURA


Los pintores cubanos es un recorrido a través de más de doscientos años de un ininterrumpido quehacer artístico en el que se muestran obras de los más notables creadores en sus diferentes etapas y donde críticos y especialistas nos van llevando, en un orden cronológico, por el camino que recorrieron varias generaciones de plásticos cubanos.

En este documental, de 78 minutos de duración, vamos a ver el papel primordial que jugó la pintura cubana en el desarrollo de la nación cubana, a través del compromiso de sus artistas de crear una escuela de pintura con fisonomía propia y que a la vez fuera capaz de insertarse dentro de la vanguardia plástica contemporánea sin perder su esencia.

Roberto J. Cayuso

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sumaarte@gmail.com