viernes, 9 de abril de 2010

Amadeo Modigliani




Amadeo Modigliani, el gran retratista y uno de los artistas más sensibles de su tiempo fue, de los pintores modernos, un creador de excepción. Se especializó en el desnudo femenino el cual nos presentó siempre desde una perspectiva de impresionante sensibilidad, en donde sus modelos, muchas veces acostadas, están plenas de líneas curvas, simples y sin rebuscamientos. Como suelen ser las cosas bellas.

En la obra de Modigliani no existe la vulgaridad. Sus desnudos se destacan por la ingenuidad del mensaje, pero nada más en lo aparente, pues es un artista con profundo conocimento del oficio; capaz de transmitirnos emociones estéticas a las que no podemos sustraernos.

Para entender las claves fundamentales en el arte de Modigliani, debemos ver en las deformaciones que hace de rostros y cuellos, desmesuradamente alargados de sus modelos, un intento por dotarlas de un permanente estado de ingravidez donde más que suspendidas en el espacio parecen flotar con armoniosos movimientos.

En las pinturas de Modigliani es fácil ver que el claroscuro no juega ningún papel. Sus obras irradian luz y encierra las formas con suaves líneas que van a contornear los cuerpos y que apenas logran separar la figura del fondo. La curvas, se entrelazan y combinan con un sentido casi musical en donde más que describir nos van a sugerir, con moduladas cadencias, todo un mundo nostálgico e ideal en el que su “mujeres” van a adquirir insospechadas dimensiones de fulgurante irrealidad.

La delicadeza de los acordes cromáticos y la gran maestría con la que armonizaba los colores, animándolos con tonalidades delicadas, inesperadas y encantadoras. En fin, su habilidad al unir, en un procedimiento técnico, un sentido nítido y cálido de líneas y valores, logrando una ejecución rica en carácter e imperecedera en el tiempo.

Roberto Cayuso

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