domingo, 4 de abril de 2010

Arte y estilos


Con el advenimiento del arte contemporáneo, la obra de arte pasó de ser un objeto de fácil lectura para convertirse en algo diferente, donde el espectador tiene que mirar y pensar; debe trabajar para que poco a poco las nuevas obras se les hagan comprensibles y así puedan mostrarle todo su esplendor.

Es a partir de los comienzos del siglo XX donde hemos visto sucederse estilo tras estilo con una celeridad nunca antes vista en la historia del arte.

Primero vinieron los “fauves”, con sus afanes de cambiar las formas tradicionales por medio de colores puros y contrastantes, encaminados en lograr un arte nuevo, alegre y decorativo.

Luego, casi a la par, entraron al nuevo escenario artístico los expresionistas. Que a diferencia de los fauves, no les interesó hacer obras “agradables”; sino por el contrario crearon un arte donde la emoción va a primar sobre cualquier otro aspecto del cuadro, pues con ellos el dibujo, color y formas van a subordinarse a la expresión del más puro sentimiento sin ningún tipo de convencionalismos estéticos heredados.

A esta altura del nuevo acontecer artístico mundial que iba a cambiar para siempre la faz del arte, apareció el cubismo y con el mismo la pintura pasó de ser representación para convertirse en recreación. Los cubistas hicieron suyas las palabras del filósofo Malebranche: “La verdad no está en nuestros sentidos, sino en el espíritu”.

Con el cubismo se puso fin a varios siglos de hacer un arte donde el objeto tiene forma absoluta. "Desde ahora va a tener varias, tiene tantas como los planos que pueda haber en el campo de la significación. Habrá tantos cuadros de un objeto como ojos contemplen el objeto; habrá tantas imágenes esenciales como espíritus que lo comprendan”. (Gleizes y Metzinger).

Hasta aquí algunos de los primeros y más relevantes estilos pictóricos. Luego vinieron otros muchos que sentaron escuelas que permanecen y disfrutan de actualidad. Posteriormente surgieron nuevos “ismos” que han servido como referencia en la creación de otras formas de hacer arte, pues lo que sí no va a faltar es el hombre en la eterna búsqueda de esa belleza que nos cuenta el poeta (Becquer) cuando nos dice: “No digáis que agotado su tesoro,_De asuntos falta, enmudeció la lira:_Podrá no haber poetas; pero siempre_Habrá poesía”…

Roberto J. Cayuso



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